jueves, octubre 30, 2003

Y volvemos a lo mismo…

Ayer no estaba bien, creo que denoté demasiada tristeza, y todos ustedes tenían razón, lo que me pasaba estaba en mi, pero tardé en comprenderlo, tuve que escucharlo de alguien externo para darme cuenta. No se si han tenido uno de esos días en que creen que la presión es demasiada, que si no sales corriendo crees que vas a explotar?, pues algo así me pasó, alguien me dijo que me fuera a caminar y eso me hizo mucho bien.
Recorrí las calles de Monterrey, decidí irme a la Macro Plaza dizque a ver, pero no veía nada, solo caminaba, de repente una voz extraña me regresó a la tierra, vagamente escuché un:
“Disculpa donde está la Macro Plaza”
Yo extrañada, pues ahí estábamos, tardé en reaccionar y le dije:
“Pues es esta”
Me comenzó a preguntar que como se llamaba el edificio de enfrente y yo no supe que contestarle, solo le dije las partes que conocía, no se porqué pero él siguió haciéndome plática, era el típico foráneo que estaba de viaje de negocios y pues se había salido a conocer Monterrey.
Entre plática y plática, no se como, no se si lo notó en mi mirada, pero de estar hablando de Monterrey, terminó diciéndome justo lo que necesitaba escuchar. Me dijo que la gente suele hacer los problemas más grandes de lo que en realidad son, que todo es tan simple, todo, todo esta conectado. Nada es difícil en realidad. Se lo que fuera que me hablara, desde comida, naturaleza, negocios, la gente, todo todo lo enfocaba a lo mismo… fue la frase que más se me quedó.. y volvemos a lo mismo. Se me hizo raro que un completo extraño me estuviera diciendo tantas cosas, como si me conociera de años, como si pudiera ver lo que me atormentaba y sus palabras me hicieron reflexionar.
Ahora me siento bien, particularmente bien, las horas se me fueron como nada, cuando acordé ya había oscurecido y esa persona en unas horas había cambiado mi percepción de los problemas, cambió mi semblante de una mirada vacía a una mirada que según él irradiaba luz. Confieso que me sentí bien, muy bien, no porque me estuviera diciendo cosas, sino porque comprendí que el problema no es tan grande. Que tengo que enfrentar el porque de lo que me pasa, que estaba viendo la sombra del problema en la pared y no era tan grande en realidad.
Todo esto me dejó una gran enseñanza, que dejen acomodo las ideas y luego se las digo.. pero gracias a ayer… hoy estoy feliz…

Portero: Gracias por haberme animado a ir a caminar…
Querido colega: Ya me libré al fin de unos demonios, pero hay algo que quiero aclarar…

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