domingo, octubre 19, 2003

Que chida es la gente del sureste, desde Veracruz hasta Yucatán.
Ya lo sabía, pero lo comprobé ayer, que fui a una fiesta. Su forma de hacer fiestas es diferente, hubo de todo, que comer, que beber, que cantar, que bailar, que platicar, pero sobretodo rostros muy amables y sonrientes. Como que la cocina era punto fundamental de reunión, primero unos, luego otros, pues no cabían todos en ella y la sala completamente vacía, hasta que sacaron la guitarra y Aldo mostró sus aptitudes musicales [y lo hace muy bien tocando la guitarra] con un repertorio desde Delgadillo hasta el Tri, pasando por Natalia Lafourcade y un toque de José José.
Fue una noche muy divertida, el tiempo se fue muy rápido, cuando menos acordaba ya eran las 4:00am y todos seguian animados, todos integrados, que hasta el sueño a muchos se les fue y más cuando llegaron Paco y Hugo [musicos más profesionales] y nos dejaron con la boca cerrada y los ojos abiertos [pues que bonita voz, ni todos cantando les llegaban al tono] tocando la guitarra y el violín, interpretaron música ranchera y después acompañanado a Aldo en canciones de Silvio y Marco Antonio Solis.
Es extraño que estando en Monterrey, todos mis amigos sean foráneos y todos ellos [aparte de Fanny] son del sureste. Gente con el ritmo en la sangre que le hacen desde una cumbia tropical hasta una cumbia texana, pasando por la banda y todos los demás generos, son gente super platicadores, sin pena a nada, sencillos, amables y ocurrentísimos. Creo que es algo que hay en ese ambiente, en el aire, quizá es algo que comen, un algo que hasta ahorita se que afecta desde Veracruz hasta Yucatán, pues no conozco a nadie que no sea de esos rumbos y que no sea así.
Ayer hubo muchos talentos reunidos, el que no cantaba tocaba, o bailaba o escribía versos, quizá nada en común, solo el espacio compartido, pero su sencillez y su facilidad de integrarse te hacen sentir que los conoces de hace mucho, no apenas de hace algunas horas.

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