lunes, febrero 02, 2004

Caminar sola, caminar a su lado, caminar de su brazo...

Caminar por la ciudad por el simple gusto de que los pulmones se llenen de un aire más limpio y menos encerrado. Buscando los lugares menos traficados, donde el constante ir y venir de los carros no interrumpa lo que en esos momentos pasa por la mente. Las calles terminan, otras empiezan, con sus subidas y bajadas, algunas curvas, gente en sentido contrario que saludan o que pasan sin siquiera mirarte. Un paso tras otro, guardando imágenes en la memoria, recordando otros momentos, pasando momentos que no se pierden porque no tienen la presión de la hora, de llegar a un lugar en el menos tiempo posible, es un tiempo para disfrutar, un tiempo para pensar y reir, soñar...
No es lo mismo camiar sola que caminar con alguien, me gusta caminar a su lado, caminar de su brazo, cerrar los ojos y que guie mis pasos. Lo malo es que no siempre hay alguien dispuesto a acompañarte, ya no se suele caminar solo por caminar. Afortunadamente no me ha faltado un acompañante al caminar. La primera me tomaba del brazo, yo era sus ojos, un suben, bajan, minisube, suben en rampita intercalados en la conversación formaban el camino, era algo que salía de repente, su guía, mi escucha, un recuerdo despertado cuando me tomo del brazo, así sin más y vinieron los recuerdos de unos ojos verdes y el cabello plateado. Hay otras memorias de caminatas dondo yo tomo del brazo, las mas frescas, las mas recientes, las que cada tarde me invitan a caminar y desear caminar a su lado.

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