Las palabras eran como los cometas. A veces las amaba pero ellas partían por el cielo y no lograba sujetarlas. Muchas veces las palabras se soltaron de sus manos y vagaron por el azul, inasibles. Se iban, se iban…
::..Marcela Serrano..::
Con un cordel que se creía infinito se fueron atando una a una y podrían ser 5; 20; 75,903… tan ligeras y tan ágiles que la más mínima falta de fuerza las lanzaba lejos a volar por cielos extraños, sorteando tormentas, aves y esquivando una que otra piedra que les lanzaban para hacerlas caer. Eran palabras llenas de sueños, de esos que se acumulan en la bolsa bajo los ojos cuando no se logra dormir, sueños de ojos abiertos, mente intranquila. Palabras de ilusiones y presentes lejanías, que se sentían a un recuerdo de distancia, viajando a la velocidad del pensamiento, describiendo con detalle las memorias que cada poro podía revivir los instantes.
Llegando el punto en que las palabras llegaron a sentirse con alas y creer que ellas decidían el rumbo, sin darse cuenta que tras ellas el viento les trazaba el camino. Era una sensación de libertad, mirar todo desde arriba y continuar. Y en su mano ya se había terminado el cordel y por más que se estirara ya no lo podía alcanzar, repasando en segundos cada una de ellas para guardar su estela y conservar los bocetos de ojos, manos y de tanto intangible que solo ellas lograban describir.
La mirada, fija en el cielo, sin un solo parpadeo, luchando entre el “las quiero de vuelta” y el “fue lo mejor”, cruzando los dedos para que no las encuentren, deseando que lleguen a un lugar mejor, que en el camino no se topen con nubes de tormenta que las precipiten al suelo, enterrándose en el fango, perdiendo libertad. Se han perdido ya en el horizonte, los ojos arden de tanto mirar y una a una las lágrimas entre que lubrican, quieren sanar, naciendo nuevas palabras que se guardan esperando un cordel.
Llegando el punto en que las palabras llegaron a sentirse con alas y creer que ellas decidían el rumbo, sin darse cuenta que tras ellas el viento les trazaba el camino. Era una sensación de libertad, mirar todo desde arriba y continuar. Y en su mano ya se había terminado el cordel y por más que se estirara ya no lo podía alcanzar, repasando en segundos cada una de ellas para guardar su estela y conservar los bocetos de ojos, manos y de tanto intangible que solo ellas lograban describir.
La mirada, fija en el cielo, sin un solo parpadeo, luchando entre el “las quiero de vuelta” y el “fue lo mejor”, cruzando los dedos para que no las encuentren, deseando que lleguen a un lugar mejor, que en el camino no se topen con nubes de tormenta que las precipiten al suelo, enterrándose en el fango, perdiendo libertad. Se han perdido ya en el horizonte, los ojos arden de tanto mirar y una a una las lágrimas entre que lubrican, quieren sanar, naciendo nuevas palabras que se guardan esperando un cordel.
4 comentarios:
Le voy a pedir a una palabre que vuele hasta ti y te lleve un abrazo.
Las palabras, siempre llegan nuevas. No todas estan escritas o alguien anteriormente ya lo hizo, no creo en eso, hay frases, pensamientos, ideas que aún estan ahí escondidas para que ese alguien las haga conociemiento de todos o simplemente las atesore en su corazón, alma y mente.
Abrazo Aris.
letras bien escritas son motivos de inspiracion y gose al quien lo lee...
hacerlas rugir.. retorrcerles el cuello hacerlas sentir todas sus palabras como dice un poema, las palabras hay que usarlas y usarlas bien.
que lindo escrito ..las palabras se juntaron en una gran armonia deliciosa y refrescante .
besitos linda.
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