Ya han pasado 10 años y aquí estoy de nuevo, en la misma habitación, de la misma casa que me vió crecer, donde me pasaron tantas cosas. No creí que a estas alturas de mi vida me encontraría aquí, en la que fue mi habitación, recordando lo que paso en casi 17 años de mi vida, donde fue mi resguardo, mi cobijo, mi fortaleza.
Muchas cosas han cambiado, es más lo que se ha ido que lo que hay de nuevo, ya no esta el chabacano en el que me subía para sentir que estaba alta, donde colgabamos las piñatas que practicábamos con mi mamá, ese árbol al que sacudíamos para tumbar los chabacanos e irlos comiendo camino a la escuela.
Ya no estan los rosales que cuidaba tanto mi mamá, los que en octubre y diciembre robábamos rosas para llevarselas a la virgen. Eran rojas, blancas, rosas , amarillas. Tan verdes y llenos de espinas que dejaron marcada a mi hermana cuando cayó sobre uno cuando se enseñaba a andar en bicicleta.
El patio se ha quedado sin el pasto y sin las parras, esas de uva moscatel que cuando venian mis tios las cortaba mi mamá para ofrecerlas y uno de ellos las escondia para llevarselas. Ya no andan las luciénagas para que mi tío las metiera en su camisa y le iluminaran, pasando divertidas noches en el patio, comiendo elotes y riendo. Recogiendo nueces y contando historias de terror, aunque en las noches no pudiéramos dormir.
Pero hay cosas que continúan, aún están los columpios en los que pasaba horas por las tardes, jugando con mi hermano, o cuando los nietos de mis vecinos venian de visita a la ciudad, esos columpios que me descalabraron, de los que me caí tantas veces, que me robaron tantas risas.
Los nogales siguen de pie, dando sus nueces, su sombra provocando mi alergia. Aún estornudo cuando florean, cuando apalean en la ciudad, cuando barro las hojas del patio. Ese peral que se sembró hace años, decidió este año por fin dar fruto, como que quizo compensar lo que no dió en años que sus ramas se cargaron de más y se rompieron.
Es la misma casa, en la misma dirección, con el mismo número, de hecho el mismo piso (porque no dejaron que el municipio lo cambiara), pero hay algo extraño, ya no lo siento como antes, y aunque las ventanas de mi cuarto siguen apuntando al mismo lugar ya no guardan los mismos sueños. Ahora es un refugio, el lugar al que se que siempre puedo volver a recargar los pulmones y los recuerdos, las risas y los momentos en que la creia mi fortaleza, que dentro de ella nadie me podía tocar o ver, aunque la reja deja ver todo hacia el interior.
En 10 años habia permanecido rentada, y los inquilinos terminaron con tanto... pero ya no se rentará más, habrá que rescatarla de a poquito para que vuelva a ser la misma que fué por muchos años, hace ya 10. Esta casa me ha vuelto a acoger, temporalmente. Hay planes para hacer mi propio espacio, para que la gorda tenga la oportinidad de crear su historia y sus memorias. Mientras me entretengo reflejándome en ella cuando corre por el patio, sube a los columpios y pasa corriendo por el ventanal del comedor.
5 comentarios:
Siempre es un reto convertir en tuyo lo que antes lo fué. Para mi es una lucha entre el progreso y la memoria. Aunque siempre es un placer tener TU espacio. Que te seaa ssencillo. Un abrazo.
escribes muy bonito....
sigo leyendo tu blog...
Amalthea: Claro que es un reto y no hay nada mejor uqe tener un lugar para uno solo, la satisfacción de independencia. Es lo que busco... hace poco lo tuve, pero la vida da vueltas y temporalmente andamos por aca... Saludos
Luis: Je gracias... bienvenido cuando gustes....
Holaaa, uno se pierde unos días y el se encuentra el blog ya crecidito jejeje. Esos lugares donde uno creció traen tantos recuerdos, es triste ver que está ocupado por otra gente que no le da el mismo significado que uno, que cosas que existían ya no existen más.
Pero siempre que se tiene la oportunidad esos lugares nos pueden ayudar a darnos una vueltita por el pasado y recordar los buenos tiempos y sacar lo mejor de ellos.
Un abrazo!
Hola Trovator, pos ya ves... cuando de repente ha cosas que decir, pero me da gusto que te pases por aca a leer mis pensamientos. Tienes razón... uno requiere de esas dosis de recarga y un anhelo de que sea lo mas fiel al recuerdo aunque entremos en remodelación... saludines
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