Ayer me bebí tu recuerdo.
Me recogí el cabello con el listón de tus palabras.
A mi cuerpo lo estían el recuerdo de tus caricias.
Me alimenté del fuego que dejaste encendido en mis labios.
Pasé la noche entera en compañía de tu fotografía.
Al ambiente lo amenizaba el susurro de tu dulce voz.
Ayer me embriague de tus memorias y la noche me pareció tan corta.
Ayer me pareció más hermoso que la luna el recuerdo de tus ojos claros.
lunes, junio 23, 2003
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