Ya no se bien el tiempo que ha pasado, las hojas del calendario se han vuelto locas y decidieron tenderse en el piso, les pesa no tener su sonrisa ni sentir el calor de su abrazo. No importa si son cinco, diez, o vente días para el mundo, en mi recuerdo se ha vuelto una eternidad. Todo pasa lento y el gris tarda en desaparecer si no me ilumina su sonrisa, si el brillo de su estrella se encuentra tan lejana, siento su calor, pero mis manos la extrañan.
- Esto es temporal, algún día su llamado a tu puerta te despertará de tu letargo- me comenta un angelito.
- Acá arriba, que le quieres decir?- pretende ayudarme un mensajero especial
Como explicarles que no quiero palabras que se puedan perder con el viento, que alguien en el camino las quiera llevar a otro lado, que no comprenden que las palomas están cansadas por el calor y tardan en llegar. Mi ventana siempre esta abierta y aun no se ha posado ninguna. Y mientras que hago con este papel y con estas ganas locas de reducir distancias?
Por más que camino por las calles no lo veo sentado en esa banca, esa no es la banca donde lo solía encontrar, hay mas ruidos y trafico, mucha gente que pasa pero ninguno de ellos me parece familiar. No he podido encontrar golosinas, pareciera que pretenden ponerme a dieta o que espere ese paquete especial.Los días seguirán pasando, que corran, vuelen, quisiera que las hojas de los calendarios perdieran su fuerza y cayeran una a una, o juntas, que marquen un 21 o una fecha que el paisaje se vista de gala y tatuar una sonrisa fundidos en un abrazo, viendo las estrellas desde arriba. Sentirlo y no solo soñar.