Hoy amaneció haciendo más frío que otros días y no fue solo mi imaginación o las ganas de seguir en la cama. Era algo así como una invitación de la cama de permanecer en ella, dándome argumentos verdaderamente convincentes para que me quedara en ella. Ella es más calientita y yo soy friolenta de más [un punto a su favor], mi cama es cómoda, suavecita, uno descansa muy rico en ella [dos puntos…], hoy por fin es viernes, casi fin de semana [no tan convincente pero van 3-0], puedo volver a soñar eso que tanto me gusta y quizá hoy si me deje recordarlo y tenerlo presente todo el día [mmm… un punto más que vale por como 3, llevamos 6]. Y el despertador vuelve a sonar invitando a pensarlo bien, me da una segunda oportunidad de reconsiderarlo, pero con un botón vuelve el silencio, la cama sigue con su labor persuasiva, casi creo que la almohada es quien me abraza y no al revés [otro punto más].
Vaya que si me empieza a convencer, uno se hace a la idea de que si uno fuera niño, mamá tendría consideración de uno y diría “Ay pobrecita mi niña, hoy hace mucho frío, ahí sigue”, mi memoria se remonta a mi niñez y siempre ahí mi mamá… el despertador por tercer vez y mi mamá tan presente en la memoria, con sus palabras diciéndome “Arriba, si hace frio, pues te abrigas, pero tu tienes que ir, si te regresan es diferente, pero tu cumpliste” [20 puntos para mi mamá y la balanza se inclina a su favor por 14].
Por fin me levanto, no puedo permanecer más ahí, la conciencia no me dejaría, me visto, me abrigo, recuerdo las veces que incluso con temperatura, llena de granitos por varicela, rubeola, casi sarampión, dengue y escarlatina [combinación de enfermedades, todas al mismo tiempo], mi mamá me llevó a la escuela. Por supuesto me regresaron a la casa y los médicos me pusieron en cuarentena. Recuerdo lo divertido que era ver a mi hermanita que apenas si se podía mover y a la salida de la escuela hacíamos recuento de cantidad de empalmes que le había puesto mi mamá. Y ella solo sonreía y nos decía “Pero no se enferman verdad”. Ah que mi madre, con tan pocas palabras te tumba tantos argumentos.
Hoy hace frío, mucho más que otros días, hoy tardé en levantar, pero por fin estoy acá, con manos, nariz, orejas y mejillas heladas. Alguien me dijo “Cual frío?” al ver como me abrigue, le tiendo la mano y me dice “Estas helada”. Solo sonrío y sigo mi camino. Si, hoy hace frío, la cama no me convenció, podrá ser que mis manos estén frías, pero también se que todo esto es temporal y unos guantes no son la solución, es una mucho mejor condición.
Por lo pronto, voy por un café.