Como de repente una cosa lleva a la otra y resulta que nada es casualidad. El Universo se alinea y de repente esa llave que estaba cerrada se vuelve a abrir y todo fluye, incluso de una manera torrencial.
Es tanto lo que se mantenía resguardado que pudiera parecer sin sentido, pegando ideas de una cosa y de repente complementar con algo más.
Lo único que comprendo es que las letras piden ser plasmadas, mensajes llegan de todos lados, de esos que te ayudan a crecer, a llevar a cabo esos cambios que te llevan a cosas diferentes. No es casualidad los temas en la escuela de ratón, ni es casualidad la tarea encargada y la idea de tomar las letras de lo que alguna vez arroje al viento.
Finalmente ella no tomó mis letras, pero yo sí me puse a recordar. Los dedos me comenzaron a picar y las palabras a fluir, aunque ya sin ese tono gris que solía retratar.
Las condiciones han cambiado, las nubes de tormenta han decidido posarse en otro cielo y los demonios saltarines comienzan a bailar. Es el primer arranque de algo que necesito retomar, vaciar mis ideas de la mejor forma en que puedo hacerlo... chispas de tinta sobre un papel.