Cierro fuertemente la mano, para no soltar este extremo, que permanezca cerca, donde pueda verle y sentir en mi mano, mientras me estiro para tomar aquella punta, que pareciera tan próxima y escurridiza.
Pero me he estado preparando y estoy decidida a hacer cualquier esfuerzo que sea necesario para alcanzarla, asirla y de poco a poco unirla con la que tengo en mi mano izquierda.
Y cuando al fin logre juntarlas, fundirla con todas las memorias, con un sello irrompible, para cerrarla y mandarla al jardín de los recuerdos.
Tener la fuerza para lograrlo y por fin decir que he cerrado ese ciclo, tomar lo mejor con las manos que ahora quedan libres y moverme a aquella zona iluminada, donde de seguro espera algo mejor.