Asaltan los miedos, la pregunta constante para saber si estoy haciendo bien las cosas. Bien? Bien!, pero lo pienso y lo pienso y me doy cuenta que todo es tan relativo, dependería de “bien” para quién? Para mí? Si es en base a lo que creo, a lo que quiero, a lo que pienso, creo que ahí la llevo, que voy por buen camino. Pero eso me ha traído conflictos con alguien cuyos conceptos difieren mucho con los míos y se ha dedicado a hacerme una guerra psicológica y llegado a quebrar. Hay muchas ideas que rondan mi cabeza, que se diría que son basura, que no es cierto, que esa persona sabe porque lo dice y que verme titubear es precisamente lo que quiere.
Hay un libro de los días que dicta “cuenta tus penas a ti mismo, tus alegrías al mundo”, pero ya me canse de este monólogo, y el propósito no es quejarme, es tan solo que no soy tan fuerte como pareciera, como pretenden que sea. La historia se repite y se repite y cada vez es más difícil juntar los pedazos y no dejar que el calor se escape entre tanta grieta que se ha formado.
Hago lo que creo, sigo firme en lo que creo, pero aún así sus palabras retumban en mi cabeza y no se están en paz, se han dedicado a alimentar a mis demonios, darles la fuerza que necesitan para quebrarme y el autosoportarme se hace más difícil cada vez. Pero cuando estoy tan cerca del abismo, recuerdo la respuesta a una de sus preguntas, que a diferencia de la respuesta que recibí un día, es mi motivo, por lo que vale la pena vivir, ese par de ojos oscuros, esa sonrisa llena de luz, que disfrutaré mientras se fortalecen sus alas y emprende su propio vuelo.
De un tiempo a esta parte no estoy del todo bien, pero ya pasaré, siempre ha sido así…
Hay un libro de los días que dicta “cuenta tus penas a ti mismo, tus alegrías al mundo”, pero ya me canse de este monólogo, y el propósito no es quejarme, es tan solo que no soy tan fuerte como pareciera, como pretenden que sea. La historia se repite y se repite y cada vez es más difícil juntar los pedazos y no dejar que el calor se escape entre tanta grieta que se ha formado.
Hago lo que creo, sigo firme en lo que creo, pero aún así sus palabras retumban en mi cabeza y no se están en paz, se han dedicado a alimentar a mis demonios, darles la fuerza que necesitan para quebrarme y el autosoportarme se hace más difícil cada vez. Pero cuando estoy tan cerca del abismo, recuerdo la respuesta a una de sus preguntas, que a diferencia de la respuesta que recibí un día, es mi motivo, por lo que vale la pena vivir, ese par de ojos oscuros, esa sonrisa llena de luz, que disfrutaré mientras se fortalecen sus alas y emprende su propio vuelo.
De un tiempo a esta parte no estoy del todo bien, pero ya pasaré, siempre ha sido así…