Sentada para poder esperar, nada hay que dar por hecho, porque las demoras te aplastan, los segundos se acumulan y hacen trizas al corazón. Un encuentro casual, unas palabras forzadas, heladas, insípidas que he decidido sazonarlas con un poco de sal. Hubiera preferido el silencio, pero bien me lo dijo un amigo una vez, solo los que en verdad te conocen comprenderán lo que quieres decir, leerán entre líneas, harán cómodos los silencios….
Eso, silencio… hubiera preferido el silencio.