Shhh!!!

No hagas ruido, ven siéntate junto a mi, desde aquí no pueden vernos, pero debes guardar silencio. No pienses que me escondo porque hice algo malo, lo que pasa es que desde aquí, desde mi guarida puedo ver el mundo, su paisaje, esperar noticias del viento y pensar la forma que todo esto no duela al recordar.

Si te fijas, por lo general los sonidos y movimientos se repiten. Escuchas esos tacones? Son de la vecina que no se cuántas vueltas dá hasta que se le hace tarde y sale corriendo y en su prisa no nos ha visto.

Aquellos de allá son los otros vecinos, esos que se la pasan haciendo fiesta por todo, lo malo es la varriedad musical, pero no es nada que unos audífonos y dos líneas más en el volúmen no puedan corregir, con ellos uno apende todas las fechas festejables que hay, incluso las que no.

El viento ha comenzado a soplar y sus aromas llenan la memoria, y si cierras los ojos, incluso puedes sentir la lluvia, saber que hay pinos cerca, y que alguien por ahí está preparando la comida. Pero con el viento no solo llegan esos olores, también se puede escuchar el paso incesante de los autobuses y el llanto lastimero de las sirenas de las ambulancias que se dirigen a la clínica de especialidades y ese grillo que sonaba a estación mal sintonizada que por fin se ha callado. Hay algunas voces, pero como no me han visto, no se dirigen a mi.

Mira el paisaje, ve como luce sin que nosotros formemos parte de él, tan solo es el entono que nos rodea. Así es y seguirá, en los próximos días así seguirá y lo contemplaré resguardada en mi escondite, rescatando sueños que pasan por aquí.