Queremos conocer cientos de lugares nuevos... y que tal sería conocer mundos nuevos?
Hay una frase muy trillada que dice que “cada cabeza es un mundo” y es cierto, todos tenemos diferentes puntos de vista, cada quien percibe el mundo de una forma diferente y aunque haya afinidad entre las personas, el mundo en que cada quien vive es diferente.
Hay mundos pequeños en los que solamente puede vivir una sola persona, y hay mundos muy grandes que alojan a una gran variedad de seres vivos que animan el lugar.
En mi cabeza hay un mundo, que como todo tiene sus recursos naturales, sus colores, sus propios paisajes, su alimento, sus lugares escondidos, sus habitantes, su libertad y su ventana.
Mi mundo es de un tamaño regular, lo suficientemente grande para no estar sola y que este lleno de vida, de energía. Pero tampoco es demasiado grande como para que los que lo habitan estén muy separados unos de otros. En mi mundo todos viven cómodamente.
Los frutos de mi mente se plasman en palabras, emociones, gestos, miradas. En él, los colores se mezclan y juegan con la luz y la oscuridad. El cielo es del color de los sueños, el suelo es del color de la esperanza, en el aire se mezclan los colores de la amistad, el amor; en el viento se percibe el aroma de la paz, las flores huelen a ternura, las frutas saben a alegría. Todo se ilumina con la felicidad y se duerme con la nostalgia y la melancolía.
En mi mundo todo es posible. En el se puede volar, correr y pese a los lugares escondidos, uno no se pierde nunca. En mi mundo no existe el tiempo, no significa que no pase, sino que no es la base en la que se rige.
Mi mundo puede no ser prefecto, de hecho está en constante renovación. Ese es mi mundo, es mi cabeza, es o que hay dentro de mi y a pesar de ser mío, no lo conozco del todo.
Lo malo es que al tratar de unirlo con el mundo general, el mío parece ser muy utópico. Algunos de los que se asoman a su ventana han intentado sabotearlo, pero no han logrado abrir la ventana, ellos llegan con fuerza empujando, y el secreto para abrirla es jalarla suavemente, pero shhhh… esto solo es entre tu y yo…
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19
Hace 1 día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario