En la vida pasan muchas cosas, hay cosas nuevas, cosas que permanecen aunque el tiempo pase. La vida pasa tan aprisa que hay veces en que no tenemos tiempo de detenernos un poco… aunque sea solo unos instantes para ver a nuestro alrededor.
A veces pasa que no frecuentas un lugar y cuando regresas te encuentras con tiendas nuevas, otras que ya cerraron, una nueva organización u otra forma de estar desordenadas las cosas. Las personas cambian, los niños que juegan en la calle ya no son los mismos y tampoco juegan de la misma manera. El ver ese escenario, siento tristeza por esos días que ya no volverán.
Hay veces en que quisiera regresar ese tiempo cuando todo era felicidad jugando en el jardín, subiendo y bajando a los árboles para cortar nísperos, aunque los brazos y las piernas terminaran llenos de pequeñas ronchitas por mi alergia a ciertas plantas. El jugar en los columpios, aunque varias veces me caí y en mi cabeza hay una cicatriz de una descalabrada.
Pero no, el tiempo que pasa no regresa, pero estoy feliz porque no siento que mi tiempo se hay desperdiciado, creo que viví bien cada etapa que me tocó vivir. Todo lo vivido solo forma la base de lo que tenemos ahora y todo está encaminado a lo que sucederá después, yo se que uno no tiene escrito el destino, pero si podemos encaminarlo hacia algo que queremos. En estos momentos me encuentro particularmente feliz, creo que lo único que me hace falta es alguien que me de un abrazo…
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19
Hace 1 día.
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