Plac, plac, plac a ritmo constante
un, dos, tres, ocho… diez y otra más
tocan suavemente en mi ventana
algo me quieren decir, las oigo cantar.
Traen con el viento un mensaje
como esos que uno manda al infinito
con la esperanza que lo puedan escuchar,
que otro no se lo robe si lo ve pasar.
Es un canto alegre, claro, tranquilo,
un mensaje que llena de felicidad
pues en las notas puedo escuchar
un te quiero, te kero, te amo.
La llovizna sigue dando su concierto
y podría jurar que es el tono de su voz,
la neblina me recuerda mirar al cielo
y buscar aquella estrella, nuestra estrella.
Recordar que el cielo no está tan arriba,
que no hay distancia que no se pueda vencer,
que esto que siento no se puede apagar,
que él hace brillar esa estrella,
que las gotas bailan de felicidad,
que si le mando un beso, seguro lo recibirá.
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