Es de noche, miro por la ventana, el patio se encuentra iluminado por las luces de los faroles.
Algunas de ellas se esconden tras los árboles cual luciérnagas traviesas. Todo es paz y vida.
De repente, una de ella comienza a parpadear, es una vida más que se apaga, que se pierde en la oscuridad de la noche, puede ser que alguien la note y la extrañe.
Sin embargo, todos están apurados porque la clase termine, el profesor quiere ir a jugar dominó con sus amigos, no falta el que esté fastidiado y quiera irse a dormir, otros tantos están hambrientos, pero nadie le presta atención a esa luz que dejó de iluminarles el camino, su ausencia se compensa con la presencia de las demás.
De cualquier forma los encargados cambiarán el foco.
Mañana habrá uno nuevo y de que el viejo sea recordado, aún queda la esperanza.
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19
Hace 15 horas.
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