En nuestra vida gente va y gente viene, solo unos de ellos se vuelven nuestros amigos. Nuestro corazón les brinda un lugar especial a cada uno de ellos y sus nombres jamás serán borrados de él. Y aunque el destino, en veces, los coloque lejos, o los separe de tu lado, los verdaderos amigos nunca se olvidan. Pueden pasar años y nuestro corazón nos recuerda aquellos momentos de risas, llantos, emociones y silencio. Pero el recordarlos no basta, si te interesa su amistad, debes luchar por conservarlos.
Descubre el poder que tiene una llamada, una carta, una visita, para fortalecer el lazo que los une, para levantar el ánimo secretamente y darnos cuenta que no estamos solos en este mundo y que las prisas, tensiones y preocupaciones no han cambiado nuestra esencia. Descubrir que podemos hacer felices a los demás y encontrar la nuestra en ello.
Pero recuerda que esto no es una cuestión de fechas o temporadas, la verdadera amistad es desinteresada y disponible 25 horas de 366 días por año.
Gracias a mis amigos por enseñarme tanto...
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19
Hace 15 horas.
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