Porque en la garganta tienen que hacerse tantos nudos, cuando el gorazón grita con todo lo que tiene lo que siente... pero el cerebro la piensa demasiado y la garganta tiene miedo de dejar salir todo lo que se genera. No importa que frente al espejo se hayan ensayado una y otra vez las palabras, el tono, la velocidad, para que el mensaje llegue claro, la garganta sigue en un nudo. Y te pienso y te siento, y los minutos pasan y la noche cae, tus ojos se cierran y entonces me animo a decirte tantas cosas.
Y mi interior se desahoga y a las manos les da por escribir, entonces tomo mi libreta para dejar huella de todo lo que siempre he querido decir, solo que de tanto y tanto las hojas se le van acabando, creo que debí haber conseguido una libreta de hojas más grandes o volver a los tiempos que la letra era muy pequeña, porque temo que al cambiar de libreta lo que he dejado en esta quede en un cajón, perdida entre los palepes "importantes", pero tampoco puedo dejar de escribir. Estoy en un dilema, quizá en una de esas me anime a mirate fijamente a los ojos y decirte que te quiero...
Del santo Evangelio según san Marcos 13, 24-32
Hace 1 día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario