Ayer soñé que me encontraba vagando por las nubes, que un cielo más alto cubria mi cabeza y todos allá abajo me confundían con una nube más. Unos niños intentaban descifrar mi silueta pero cada quien veía lo que quería ver. Preferí seguir flotando, conociendo nuevos cielos, platicando con las nubes y formando nuevos sueños.
Una hora o dos, no se cuanto me mantuve viajando, acariciando las montañas y buscándome en el mar. Yo podía verme, definir mis manos, mis pies, incluso distinguia una sonrisa justo cuando empezaba a atardecer. Pero seguí viajando hasta encontrarme con otras nubes que planeaban una fiesta, llegaban de todos lados y todas hablaban de lo que veian en sus viajes. De repernte eramos tantas y la fiesta iba a empezar todo era oscuro y de repente... unas luces, no muy lejos, atravezaban el lugar... y comencé a pesar, cada vez mas y más y me vi en picada hacia la tierra aumentando la velocidad. Cerré los ojos, no quería ver, sentí un tirón y desperté empapada de lluvia interior. Me levante y prendí el ventilador.
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19
Hace 3 días.
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