Después de mucho pensarlo y darle vueltas he encontrado una solución para no pensarte más. Voy a guardar tu recuerdo en una caja, la envuelvo con hule espuma para no escuchar tus risas, tu voz; pongo la caja bajo la cama para que este en tiniebas y así no poder ver esos tus hermosos ojos ni tu cálida sonrisa. Intercambiaré el aseo de la recámara con mi hermana para no tener la tentación de abrir la caja. Así quizá logre olvidarme de ti.
Eso haré... que tengas dulces sueños... sabor chocolate
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19
Hace 1 día.
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